Resumen de la tercera y de la cuarta semana

Joaquín Guzmán
El pasado jueves 22 de marzo, la tercera semana del curso comenzaba, lo cuál en sí ya suponía todo un éxito. Por motivos burocráticos y otros malentendidos, no nos quedaba más opción que abandonar el que hasta ahora había sido nuestro emplazamiento habitual, el Departamento III de la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, pero la suerte quiso que a nuestro esfuerzo y consecuente estrés por buscar una nueva ubicación pudiéramos sumar la implicación y el compromiso del resto de alumnos. En este sentido, de nuevo agradecimientos especiales a Alberto García, quien nos daba la posibilidad de alojarnos temporalmente y después definitivamente en el CMU Chaminade. Y es que a pesar de lo que digan, la Universidad está viva, y si lo está es gracias a los alumnos, que desde asociaciones y colegios mayores demuestran su iniciativa y las ganas de cambiar las cosas.

Pero volvamos al curso en sí, que es lo realmente interesante. El jueves contaríamos con la presencia de Borja Prieto, con experiencia en grandes discográficas como Universal, Virgin y EMI y al frente de plataformas como MySpace España. En la actualidad, Prieto es general manager de Herzio, compañía especializada en herramientas de promoción de la web 2.0 para músicos. Precisamente sobre este tipo de herramientas vendría a hablarnos, pero para entender cómo hemos llegado a una situación como la actual resultaba esencial dar un repaso a las transformaciones sufridas por la industria y a los consecuentes cambios en los modos de consumo que se han venido produciendo. 

Borja Prieto
Quizá lo más sorprendente en este sentido es que en apenas ocho años el escenario ha cambiado completamente. De una “industria hermética”, sin ningún tipo de colaboracionismo, con un marketing monstruoso y un derroche en campañas de promoción pasábamos a los que Prieto, con su peculiar punto de vista, venía a denominar como “Yo en shock”, con la piratería y la acumulación de archivos por bandera y una industria que se venía abajo de la noche a la mañana. Fue en esa época cuando apostaba por un terreno no explorado concretado en una plataforma como MySpace, que según sus palabras, ensalzaba el “hazlo tú mismo”, siendo sorprendenteme impulsora de bandas y artistas como Vetusta Morla o Russian Red a escala nacional. 

Y de ahí, a la actualidad, la época del “share”. Un momento en el que los medios ya no dictan las listas de éxitos y los prescriptores se multiplican a través de redes sociales. Y es que cada usuario lo es en cierta medida, pues sus recomendaciones desinteresadas son recogidas con confianza en sus círculos cercanos. En este panorama, donde MySpace ha quedado anticuado y YouTube ha conseguido regularizarse mediante sus canales oficiales, Facebook domina de forma aplastante. Precisamente Herzio, plataforma que dirige Borja Prieto, ha encontrado su lugar esta red social que, en su opinión, lo que realmente ha hecho bien es “abrir sus tripas”. Esto es, disponer en cierta medida de una programación adaptable, dando así la opción de monetizar el flujo de información en estos nuevos canales, quizá el gran problema en la era digital. En definitiva, un discurso optimista el de Prieto, que destacaba la “fortuna de vivir este momento”, asegurando incluso un futuro para las discográficas, siempre y cuando cambien sus estructuras.

Logo Creative Commons
Ya el viernes 23, reubicados de forma definitiva en el aula 7 del colegio mayor, nos visitaban Andrea Kropman y Susana J. Carmona, expertas en licencias y derechos de autor alternativos, ofreciéndonos una visión diferente y necesaria ante el embrollo en el que se han venido conviertiendo estos temas y proponiendo un replanteamiento de la propia validez y justicia de estos. Pertenecientes al Colectivo entrelasAdas y activas en ese laboratorio social en el que se ha convertido el Centro Social Autogestionado La Tabacalera del barrio de Lavapiés, Kropman y Carmona se postulaban firmes defensoras de las licencias libres como “forma de defender la no privatización de los bienes públicos, no solo relacionados con la cultura”. Y es que, en su opinión, “el copyright es una privatización de algo que compartimos entre todos”. Entrando en materia, era el momento de conocer mejor las licencias Creative Commons y sus distintas opciones, mientras advertían la común confusión entre “licencias libres” y “gratuidad”. Por supuesto, también hubo lugar para hablar de los posibles modelos de negocio en la era digital, caso del Crowdfunding o micromecenazgo, que tan buena acogida ha tenido en los últimos tiempos a través de plataformas como Verkami o Lánzanos.

Y pasamos al 30 de marzo viernes post-Huelga General y previo a las vacaciones de Semana Santa en el que tendríamos con nosotros a dos profesionales con un amplio bagaje en la radio musical y desde la organización de eventos. Respectivamente, Joaquín Guzmán y Julio Muñoz. Guzmán es un veterano periodista radiofónico que ha trabajado en emisoras como Cadena SER o M80, desde donde dirígia y presentaba el mítico programa La Gramola. Después, entre otros proyectos, fundaría Rockola FM, experimento de radio interactiva en internet, uno de los retos que en su opinión aún tenemos pendientes. Y es que desprendernos de la obligación del directo es una de las ideas que flotaron aquella tarde. Según Guzmán, las radiofórmulas “no aportan nada”, pues “tienen encorsetados a los locutores”. Según sus palabras, “falta contenido pensado específicamente para el podcast”. Es decir, para ser escuchado en cualquier momento. Pero, como siempre, era necesario el hecho de obtener una visión general de la historia de la radio musical en España, que se debe en gran medida al Plan transitorio de Ondas Medias, que en 1964 obligaba a radiar contenidos distintos a través de la FM. Con el nacimiento de programas como Los 40 Principales llegaba a nuestro país la aplicación de la radiofórmula y a la larga la nunca reconocida existencia de la payola (pay for play). Desde entonces, las radiofórmulas han mandado mucho, aunque por suerte hemos contado con alternativas públicas como Radio 3, “el único refugio en los 80”. A pesar de ello, Guzmán lamentaba la falta de unificación en la cadena, que en ocasiones le resultaba “un archipiélago”.

El siglo XXI trajo importantes cambios para la radio musical, nada beneficiosos para la emisión de novedades. Todo surgía gracias al fenómeno Kiss FM, que desplazó a los prescriptores para programar únicamente a través de consultoras que recogían la aceptación de la gente ante las canciones más populares. Una radio sin publicidad ni programas hablados, que según Guzmán creó “una obsesión desmedida en este país por las consultoras”. En esta situación, programar una canción nueva es “sacrificar cuotas de audiencia”, entiendo que el hecho de escuchar una canción por primera vez “provoca un rechazo”. Resulta imposible arriesgarse a que alguien haga zapping. “Trabajan para los inversores en publicidad y no para las discográficas, que no tienen un duro”, concluía Joaquín Guzmán.

Por otro lado, Guzmán señalaba la importancia de prestar atención a la radio musical en internet, “que camina hacia una configuración personalizada. Aparecerán muchos y pequeños medios por internet, algunos de ellos comenzarán a tener mucha fuerza. Tendremos un escenario, desde la oferta de contenidos, mucho más variado”, se atrevía a predecir. Y es que ya tenemos casos como Rdio en Estados Unidos, Yes.fm en Francia o Deezer en España, además del caso de Rockola FM, radio personalizable configurada a través de parámetros de catalogación en la estela de Pandora.

Julio Muñoz
Tras él, pudimos escuchar a Julio Muñoz, director de la asociación cultural Creacción y responsable de festivales como Festimad o Universimad, que venía a hablarnos de la situación actual de la gestión cultural en nuestro país, entendida como las “técnicas y empresas públicas o privadas que permiten que el grupo se acerque al público, o viceversa”. Muñoz quiso incidir en la importancia del directo, “capital a la hora de amortizar las inversiones”. Y es que, según él, el directo “sostiene a toda la industria”. En la actualidad, actuar en un festival es más interesante a nivel promocional que que te radie, pero no por ello el acceso es sencillo, pues según afirma: “cada vez es más difícil que un grupo novel pueda conseguir una sala”. Muñoz quiso establacer una comparación con el teatro bastante dura, asegurando que “en música estamos antes del siglo de oro”, momento en el que al teatro le pusieron puertas. 

En este sentido, subrayó lo perjudicado que ha salido el directo tras años de programación gratuita de conciertos durante las fiestas patronales de cada pueblo o ciudad. En estos casos, “el 80% ha sido sufragado por los ayuntamientos”, que han acostumbrado al público a entrar gratis, han disparado los cachés y no se han preocupado por construir espacios cerrados en los que poder cobrar entrada. Con todo, Guzmán dejó claras sus ideas para luchas contra esta situación, indicando que “es necesaria una renovación”, sin que eso signifique “enterrar lo anterior”. Entre otras cosas, considera indispensable lograr nuevos públicos, introducir la música en los centros de formación y en los teatros públicos, acondicionar recintos feriales o favorecer la inclusión de recintos para la música en vivo en los planes urbanísticos.

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