Resumen de la segunda semana

Javier Liñán
Completada la segunda semana del curso de periodismo y crítica musical “Del sonido a la palabra”, podemos ya concluir que está siendo toda una suerte el hecho de poder contar con voces tan autorizadas como las de Javier Liñán, actual responsable del sello discográfico independiente El Volcán Música, desde el que trabaja o ha trabajado -siempre alejado de cualquier tipo de prejuicio- con artistas tan dispares como Los Delinqüentes, Adanowsky, Los Evangelistas, Napoleón Solo, Zenet o Josele Santiago. “El raro de la clase”, como él mismo de denominaba, se veía obligado a estudiar Económicas en su juventud, pero pronto entraría de lleno en el mundo de la música. Liñán comenzaría a trabajar como A&R en RCA buscando y firmando acuerdos con bandas como Los Planetas o Los Enemigos. Años después, tras pasar por otras grandes como EMI o Warner, decidía cambiar de aires, argumentando que en esas compañías nunca podría trabajar con los artistas que le gustan. Fue entonces cuando nacía El Volcán Música, que más que una discográfica es una empresa de gestión musical de las que actualmente conocemos como de 360º.

Javier Liñán es un profesional que ha vivido dos épocas muy diferenciadas. Una dorada, con grandes sumas de dinero de por medio; y otra, la actual, llena de incertidumbre. Aún así, Liñán es consciente de que, independientemente a la actual crísis económica, al negocio musical “lo ha transformado una revolución tecnológica”. Durante su charla, no quiso dejar de referirse a la situación de la prensa musical, lamentando que en estos momentos no existen programas de televisión con periodistas ejerciendo una función de prescripción, algo especialmente doloroso en la radio, que según su opinión “ha perdido mucho poder de prescripción”, dirigiendo sus emisiones hacia un sistema de radiofórmula donde apenas hay lugar para las novedades. En este sentido, Liñán aseguraba que, en la actualidad, los periodistas musicales “tienen más peso a nivel de opinión y crítica en web que en prensa”.

David Novaes e Iván García-Pelayo

Así, llegábamos al quinto día del curso, donde los protagonistas serían David Novaes e Iván García-Pelayo. En una primera sesión, David Novaes nos hablaría de la centralidad del directo en el negocio musical. Miembro de la Asociación cultural coordinadora estatal de músicas en directo (ACCES), Novaes ha sido también imprescindible en el desarrollo de La Noche en Vivo, asociación de salas de conciertos madrileñas que durante el próximo mes de abril celebrará su primera década de existencia. Tras unos primeros minutos en los que pudo establecer unos principios básicos en cuanto a los tipos de espacios existentes para la música en directo y sobre los colectivos profesionales que intervienen en este ámbito, Novaes nos ofrecía un retrato de la evolución de la música en vivo en nuestro país, encuadrando su nacimiento en las décadas de los '60 y '70. Siendo en un principio iniciativas privadas y prevaleciendo los cafés-conciertos, las primigenias discotecas y los festivales de carácter político en universidades, durante los años 80, siempre según Novaes, “los partidos políticos ven en la música en vivo un filón y empieza a entrar mucho dinero, pero no se invierte en infraestructuras”. Como consecuencia nacen las primeras salas de música especializadas y los primeros festivales. En la actualidad, Novaes señalaba que uno de los mayores problemas es el de la falta de apoyo institucional, pues asegura que “en los ayuntamientos no hay nadie que sepa de música popular”, a diferencia de lo que ocurre en otros países.

Tras él, recibíamos a Iván García-Pelayo, compositor, escritor, emprendedor y vicepresidente de la Red de Organizaciones de Autores e Intérpretes de Música (ROAIM). García-Pelayo es miembro de una familia de “desarrolladores de la cultura y empresarios”. Su padre fue un importante propulsor de bandas como Triana, Alameda, Guadalquivir, Smash, Storm o Burning, formaciones clave para entender el rock en nuestro país. García-Pelayo se congratulaba en unos primeros minutos dedicados a las presentaciones de haber tenido una formación polifacética, importante según él para “tener todos los prismas del mundo musical” en su búsqueda de la objetividad. En adelante, quiso explicar los orígenes de los derechos de autor, destacando la diferencia entre autores y músicos y defendiendo como ya lo hacía Sabino Méndez hace unos días un mayor cuidado en la pedagogía de estos temas, pues es “muy difícil defender algo que la ciudadanía no conoce”.

En cuanto a la situación actual de la industria, García-Pelayo aseguraba que llegados a un 50% de piratería “entramos en un punto de no retorno” por acustumbrar al consumidor a este hecho. Aún así, no apostaba por un discurso pesimista, destacando las ventajas que podemos encontrar en la era digital. “La oportunidad es brutal sin pensar en términos de industria y sostenibilidad, pero si no se modeliza queda en nada”, aseguraba, apuntando que hay que aprovechar que el precio de la distribución tiende a cero en la actualidad, pero que en cuanto a la comunicación nos enfrentamos a una “cuestión de masificación”. “Si quieres que algo sea conocido -añadía- es peligrosísimo realizar una gran inversión sin saber el retorno que va a tener”.

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